miércoles, 4 de noviembre de 2020

Interpretación bíblica - Parábolas

 


Así fue interpretada por San Agustín la "parábola del buen samaritano" (Lc 10:25-37):

- "Jerusalén" representa el paraíso

- Los "salteadores" representan al diablo y sus ángeles

- Las "heridas" representan la indución al pecado

- "Medio muerto" representa la pérdida de la inmortalidad del ser humano

- El "sacerdote" y el "levita" representan la era de los profetas y la época de la ley

- El "samaritano" representa a nuestro Señor Jesucristo

A pesar de ser uno de los grandes filósofos religiosos - San Agustín olvidó el contexto - hizo a un lado la pregunta del doctor de la ley (<<¿Y quién es mi prójimo?>> (Lc 10:29)) y la pregunta del Señor Jesús (<<¿Quién de estos tres te parece haber sido prójimo del que cayó en mano de los salteadores?>> (Lc 10:36)); Si el samaritano es Dios hecho hombre, entonces ¿Dios es mi prójimo? Intento decir que con demasiada frecuencia son mal entendidas las parábolas, y no debemos confiar ciegamente en las interpretaciones de otros, aunque otros parezcan grandes eruditos.

Lc 10:25-37 nos dice que la parábola del samaritano fue dirigida originalmente a un doctor de la ley que queriendo justificarse preguntó al Señor Jesús: ¿y quién es mi prójimo? La intención de este doctor de la ley era poner a prueba al Maestro con una pregunta; el Señor le contesta que debe cumplir con el mandato de amar a Dios y al prójimo, pero en la mentalidad de un experto de la ley mosaica no se incluía a cualquier tipo de persona al clasificarla dentro del selecto grupo llamado "prójimo".

En la parábola, dos religiosos son indiferentes ante el estado crítico de un hombre herido; el Maestro le está diciendo al doctor de la ley que su manera de poner en práctica la ley es igual de retorcida que su manera de interpretarla, y, por lo tanto, debe corregirla.

Parábolas son sucesos fingidos, de donde se deducen - por comparación o semejanza - verdades importantes o enseñanzas morales (www.rae.es).

Marcos 4:10-12

Y cuando estuvo a solas, los que estaban con los doce alrededor de Él, le preguntaban acerca de las parábolas. Y les respondía: A vosotros os ha sido dado el misterio del reino de Dios, pero a los de afuera todo es presentado en parábolas, para que viendo, vean y no perciban, y oyendo, oigan y no entiendan, no sea que se conviertan, y les sea perdonado.

- El Señor Jesús, aunque habló en parábolas, reveló los misterios del reino de Dios

- Impíos no pueden percibir ni entender este misterio

Una parábola pretende llamar a la reflexión, es un método para invitarnos a reaccionar, a responder positivamente ante la verdad que se nos revela. Es un desafío a recapacitar sobre nuestra manera de pensar y vivir.

Quienes vivimos en esta época tenemos limitaciones para entender las parábolas porque estas fueron dichas en contextos que no siempre conocemos. Pero los seguidores del Señor en el primer siglo reaccionaban a lo inmediato y eran cautivados por estas magníficas enseñanzas que apuntaban al corazón.

Necesitamos esforzarnos en visualizar esos escenarios para disfrutar las parábolas e intentar comprender la intensidad con la que fueron recibidas por aquellos discípulos.

Analicemos el siguiente ejemplo:

Lucas 7:40-42

Jesús, tomando la palabra, le dijo: Simón, una cosa tengo que decirte. Y él dice: di, Maestro. Cierto acreedor tenía dos deudores: el uno debía quinientos denarios, y el otro cincuenta. No teniendo ellos con qué pagar, perdonó a ambos. ¿Cuál de ellos, pues, lo amará más?

Si alquien lee solamente esto - ignorando el contexto - podría pensar que esta parábola trata de una simple operación matemática para determinar cuál cifra es mayor, 50 o 500 en relación con el amor.

Consideremos ahora la información no incluida en estos tres versículos:

- Simón (un fariseo) invitó al Señor Jesús a comer

- Este fariseo no le ofreció al Señor agua para lavar sus pies (lo que parecía una costumbre cuando alguien importante era invitado), ni le dio un beso, ni lo ungió con aceite; no atendió a Cristo Jesús como se hacía con un verdadero rabino

- Una mujer, al saber que Jesucristo estaba en casa de este fariseo, regó los pies del Maestro con sus lágrimas y luego los secaba con su cabello, también besaba sus pies y los ungía con perfume

- El fariseo dijo: "Este, si fuera un profeta, conocería quién y qué clase de mujer es la que se agarra de Él, que es una pecadora

¿Siente la diferencia al conocer el contexto de esta parábola?

¿Se identifica usted con esta historia?

¿Verdad que el impacto es mayor?

¿Se da cuenta que considerarnos menos pecadores que otros no es correcto?

El significado de la parábola está directamente relacionado con la manera en que originalmente fue escuchada. Es muy grande la distancia cultural, casi dos mil años, entre la audiencia original de las parábolas y usted.

Tenemos ciertas diferencias entre unas parábolas y otras en los evangelios:

- Unas que hacen referencia a los conflictos entre los fariseos y Jesucristo

- Otras cuyo contexto no se narra en los evangelios

- Hay también parábolas del reino, en las que simplemente nos habla el Maestro acerca de la naturaleza de Su reino

Lo que no hay en las parábolas es enseñanza mítica ni profecías, ningún asunto pendiente de revelar.

Las parábolas cautivaron a los oyentes porque estos comprendieron muy bien el contexto en que fueron dichas. Lo que hacemos hoy es contar historias de nuestro contexto para explicar el mensaje de aquella época. Necesitamos estar muy interesados en todo lo relacionado con el reino de Jesucristo para asimilar las lecciones alrededor de la parábola.

Teól. Fernando Montes

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Evangelio 34 - Juan 1:31